Entramos por la senda del carbonero y hasta llegar a la zona de estrechos nos dedicamos a saltar y dejarnos llevar por la corriente. Personalmente, aunque es un tramo bonito, creo que es mejor entrar directamente a la zona de los estrechos ya que se hace largo. Por suerte, llevaba bastante agua y la mayoría de los tramos se podían hacer nadando.
Llegados a la zona de los estrechos comprobamos que realmente iba bastante alto (Carlos lo había hecho bastantes veces y reconoció que nunca lo había visto tan alto), pero sin peligro alguno. Evitamos todos los sifones hundidos en el agua y pasamos por lo alto de los caos sin ningún problema.
Si algo tiene la Peonera es la cantidad de saltos que se pueden hacer. Aquí va una pequeña muestra:
Jugando con la corriente de los estrechos:
Finalmente, el salto más famoso del cañón:
Laia.
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