Sobre las 12:30, después de ajustar las bicis y cambiar un pinchazo de mi bicicleta, salimos de Llívia dirección Guils.
Xavi, Jordi y yo. Juanma de fotógrafo.
Solo salir del pueblo, pasamos por un camino convertido en riachuelo gracias a las lluvias de días anteriores.
Llegados a Puigcerdá me doy cuenta que los frenos de mi bicicleta no están bien ajustados y empieza una odisea de paradas hasta dar con el ajuste que nos permite avanzar normalmente.
Después de una pequeña subida por un camino de piedras y más piedras conseguimos visualizar Guils de la Cerdanya des de lo alto y decidimos empezar a bajar y volver ya que las nubes y el viento no jugaban a nuestro favor. Una bajada por camino asfaltado corta pero intensa, uno más que otros.
Bien resguardados del viento aprovechamos para comer algo y reponer fuerzas.
Fue el momento de sacar toda la ropa que llevábamos en la mochila, aunque Jordi se quedó igualmente con la piernas al aire, muerto de frío.
De camino a casa, no podía ser menos, volví a pinchar la rueda trasera y no me quedó otra que cambiarla mientras los chicos se armaban de paciencia.
Llegados a Llívia, Jordi decidió retirarse y Juanma, Xavi y yo nos aventuramos un rato más acercándonos a la población de Sallagosa. Al volver acabamos en un bar de Llívia.
Laia
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